Cuando pensé que por fin
en tus ojos encontraría lo perdido,
desapareciste en medio del silencio
y contestadores telefónicos.
Prometiste besos y caricias
en un próximo encuentro,
no sabía que me mentías.
Pero fuiste el ángel que me protegió
cuando la incertidumbre pasó cerca de nuevo.
Mis días avanzan aburridos y rutinarios,
y yo sigo preguntándome dónde te encontraré.
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