jueves, 28 de junio de 2012

Maratón urbano

Se abre la puerta del ascensor y salgo a las corridas de la oficina. Nervioso voy hacia la parada, mientras miro fijo la esquina esperando no ver pasar el colectivo, que se lleva mis ilusiones y un montón de asientos vacíos. Bajo a los saltos las escaleras de la estación, maldigo la tardanza del subte, a la ciudad atentando mi camino. Salgo a la avenida, expectante entre la gente, guardo los auriculares en el saco, me acomodo un poco el pelo, abro la puerta del bar, y ahí estás.

sábado, 23 de junio de 2012

De River, como el abuelo*

“¿De qué equipo somos, pá?” preguntamos Tinca y yo cuando éramos chicos. “De River. Nosotros somos de River, como el abuelo”. Desde ahí, te vi salir campeón siempre, grité cada gol frente a mis amigos de Boca en épocas del codificado. Conocí la felicidad con la vaselina de Ricardo Rojas, en el abrazo interminable con Luis cuando Farías metió el tercero y nos tiramos de cabeza en la alfombra del living. Me amargué cuando los números no nos empezaron a cerrar y el abismo se acercaba. Y el día que nos fuimos, mi viejo en pleno colapso, y yo, fumando en el patio, viendo como todo era polvo, mientras Costa Febre se retorcía desde el walkman que cuido como loco para poder escuchar cada partido que jugás. 

Pero hoy, volvemos. Volvemos con la certeza de saber que en las buenas, pero sobre todo en las malas, te vamos a seguir alentando siempre, porque nosotros somos de River... de River, como mi abuelo.


(*No tiene mucha relación con la temática del blog, pero lo escribí y me gustó).

lunes, 18 de junio de 2012

Partidos dormidos

Las gotas golpeaban contra el techo. Los autos iban y venían por la ventana. El viento y el frío atravesaban la calle y nosotros tirados en la cama, el único lugar a salvo un domingo a la tarde.

Dormitabas y yo a tu lado, con el partido de fondo. Me pareció raro que no protestaras, parece que sólo querías estar al lado mío. Cada tanto te despertabas y con unos leves susurros pedías que te prestara atención. Yo volcaba mi mirada hacia vos y te hablaba al oído mientras mimaba tu espalda, todavía no recuerdo cuando fue la última vez que hice eso con ganas. Hasta que en un momento el sueño nos ganó a los dos.

La tarde siguió con su frío y su lluvia. Todo era perfecto. Pero te agarró hambre y te pusiste a llorar. Entonces no me quedó otra que levantarte y llevarte con tu mamá.

miércoles, 13 de junio de 2012

Amores viejos

Se acomodó el sombrero sin prestarle atención a nada. Esperaba de impecable traje azul que el mozo le trajera el desayuno. Pensaba con los ojos cansados a través del vidrio. En ese momento, yo me veía pasar dormido y despeinado por el reflejo de la ventana, como todos los domingos.

¿Cómo seré de viejo? ¿Cómo serás de vieja? Yo, por lo menos, tengo tres certezas. Sordo, por la música que escucho. Gordo, por los asados y ravioladas que no evito. Pelado, por lo que cada día me muestra el espejo. A esta altura sólo espero que me quede algo de movilidad, para ir hasta la plaza, donde estarás perdida entre una maraña de viejas, y yo, lento y destartalado, poder decirte que te extrañaba.

domingo, 3 de junio de 2012

Primera vez

Cuando apenas nos conocimos no puede acercarme demasiado, todo el mundo te hablaba y yo no encontraba la manera de quedarme un rato con vos, para no decirte nada, para sólo mirarte. 

Este finde nos volvimos a ver, pero esta vez fue más fácil, éramos pocos y no había forma de que te escapes, básicamente porque no sabés decir que no, y principalmente, porque todavía no aprendiste a caminar. Recién este sábado pude decir que por fin nos conocimos, porque te llené de besos y te hice ruiditos que todavía no lográs entender bien. 

Ahora sólo resta esperar a que crezcas, tal vez te enseño un par de frases del tipo “sos el tío más lindo del mundo”, tal vez así, en algún pelotero, me ayudás a seducir a alguien.