Sin saber bien porque empecé
a decirte que me gustabas
compré las sonrisas
que me contaron tanto te gustan.
a decirte que me gustabas
compré las sonrisas
que me contaron tanto te gustan.
Sin mucha parafernalia
te las dejé en tu escritorio,
suavemente me dijiste gracias,
y cuando vi tu rostro
me di cuenta que algo en tu muralla
se estaba quebrando,
que del otro lado de tu puerta
empezaban a escucharse algunos pasos.
te las dejé en tu escritorio,
suavemente me dijiste gracias,
y cuando vi tu rostro
me di cuenta que algo en tu muralla
se estaba quebrando,
que del otro lado de tu puerta
empezaban a escucharse algunos pasos.