miércoles, 13 de junio de 2012

Amores viejos

Se acomodó el sombrero sin prestarle atención a nada. Esperaba de impecable traje azul que el mozo le trajera el desayuno. Pensaba con los ojos cansados a través del vidrio. En ese momento, yo me veía pasar dormido y despeinado por el reflejo de la ventana, como todos los domingos.

¿Cómo seré de viejo? ¿Cómo serás de vieja? Yo, por lo menos, tengo tres certezas. Sordo, por la música que escucho. Gordo, por los asados y ravioladas que no evito. Pelado, por lo que cada día me muestra el espejo. A esta altura sólo espero que me quede algo de movilidad, para ir hasta la plaza, donde estarás perdida entre una maraña de viejas, y yo, lento y destartalado, poder decirte que te extrañaba.

1 comentario:

  1. Es increíble lo que puede generar un texto...éste me llenó de ternura...es como esperar el futuro con mejores ojos...ojalá en ese tiempo me extrañen y me lo digan. Un abrazo!

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