jueves, 28 de junio de 2012

Maratón urbano

Se abre la puerta del ascensor y salgo a las corridas de la oficina. Nervioso voy hacia la parada, mientras miro fijo la esquina esperando no ver pasar el colectivo, que se lleva mis ilusiones y un montón de asientos vacíos. Bajo a los saltos las escaleras de la estación, maldigo la tardanza del subte, a la ciudad atentando mi camino. Salgo a la avenida, expectante entre la gente, guardo los auriculares en el saco, me acomodo un poco el pelo, abro la puerta del bar, y ahí estás.

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