Te veía cantar mientras
ángeles volaban en tu garganta.
Mientras problemas y obligaciones
preferían quedarse charlando afuera.
De a poco el escenario empezaba
a convertirse en una pequeña nube,
todos comenzaban a desaparecer,
sólo quedábamos vos, yo,
y todo este encantamiento
que no se me va con nada.
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