viernes, 27 de enero de 2012

Estructuras defectuosas

Te sacaste los anteojos y apoyaste tus cosas en el mostrador. Llenaste la solicitud, dejaste tu documento y el personal de seguridad te dio la tarjeta de visita para que puedas pasar por el molinete cromado. Esperaste el ascensor mirando la limpieza del edificio y los carteles de prohibido fumar. La puerta se abrió, marcaste el piso que te indicaron. Te sorprendió la música funcional (un pop bastante pegajoso), rara para una estructura que se ve tan imponente desde la vereda. 

Llegaste al pasillo y otra puerta te esperaba. Miraste para un lado, miraste para el otro, nadie aparecía. Golpeaste un rato, de nuevo la espera, no te impacientaste, sabías que era hoy o nunca. Te acordaste de la tarjeta de visita, la pasaste por el visor, te denegó el acceso. Pero estabas decidida a no volver a planta baja sola, por eso empezaste a empujar la puerta con fuerza y determinación, inexplicablemente cedió. Te dirigiste a la oficina y entraste sin golpear. 

Uno a uno fuiste superando los obstáculos que te puso mi defectuoso sistema de defensa, y ahora estás acá, enfrente mío, preguntándome con la mirada si me animo a dejar los miedos y tomar la mano que comenzaste a extender, lentamente, hacía mí. 

2 comentarios:

  1. Me gusta, quiero saber: Maldo tomaste su mano??

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  2. Sabés que no sé, la historia se termina justo ahí (en serio). Gracias por comentar y agradecería la difusión de este espacio. Te mando un saludo grande!

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