martes, 19 de julio de 2011

Cuento los minutos en la oficina
para salir directo a buscarte,
para sorprenderte con el libro
que querías, para ver en tu felicidad
el reflejo de mi propia alegría,
la certeza de sentirnos vivos y felices.

Una porción de torta nos espera
junto al té que me enseñaste a no odiar.
La vereda se hará de noche
y yo te veré leer feliz.

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