Entraste cuando mis ojos
se perdieron en tus rulos,
cuando vi como dejabas
tus cosas para ponerte cómoda.
Mientras tanto mis manos
seguían buscando quesos y manjares.
Mis ganas de fumar hicieron que habláramos,
que me cuentes tus dudas,
de tus días de estudio y trabajo.
Yo te miraba hablar y sólo pude enamorarme.
Buena elección la de publicar tus pequeñas oraciones y compartirlas con nosotros.
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