lunes, 30 de enero de 2012

Retorno inesperado

Mi plan de negocio es el siguiente: te invito a salir (¡lo que me cuesta invitarte a salir cuando me gustás en serio!) y vos aceptas. Decidís empezar con tu vida de nuevo, dejar atrás las discusiones, el dolor, los reclamos. Y yo sin hacerme demasiadas ilusiones te invito al cine, a comer, nada original. Charlamos, nos conocemos, te hago un par de chistes, me contás un par de cosas interesantes. Te despido, tal vez te robo un beso, quedamos en volver a vernos.  

Los próximos días serán decorados por silencios y evasivas: volviste con tu ex.

Tendría que empezar una pyme, tal vez la pego y me lleno de guita: logro que cualquier pasado desastroso sea mejor que un futuro expectante. Tal vez sea el comienzo de un gran emprendimiento.

viernes, 27 de enero de 2012

Estructuras defectuosas

Te sacaste los anteojos y apoyaste tus cosas en el mostrador. Llenaste la solicitud, dejaste tu documento y el personal de seguridad te dio la tarjeta de visita para que puedas pasar por el molinete cromado. Esperaste el ascensor mirando la limpieza del edificio y los carteles de prohibido fumar. La puerta se abrió, marcaste el piso que te indicaron. Te sorprendió la música funcional (un pop bastante pegajoso), rara para una estructura que se ve tan imponente desde la vereda. 

Llegaste al pasillo y otra puerta te esperaba. Miraste para un lado, miraste para el otro, nadie aparecía. Golpeaste un rato, de nuevo la espera, no te impacientaste, sabías que era hoy o nunca. Te acordaste de la tarjeta de visita, la pasaste por el visor, te denegó el acceso. Pero estabas decidida a no volver a planta baja sola, por eso empezaste a empujar la puerta con fuerza y determinación, inexplicablemente cedió. Te dirigiste a la oficina y entraste sin golpear. 

Uno a uno fuiste superando los obstáculos que te puso mi defectuoso sistema de defensa, y ahora estás acá, enfrente mío, preguntándome con la mirada si me animo a dejar los miedos y tomar la mano que comenzaste a extender, lentamente, hacía mí. 

martes, 24 de enero de 2012

Mesas en la vereda

Comienzo a sentirme viejo, el inevitable paso del tiempo. Hace poco me di cuenta de que los videos musicales están protagonizados por chicos de 20 años (“claro, apuntan al target” pensé). Mientras la soledad, la desesperación, los desencuentros, las ausencias, parecen abrumar el entorno.

Pero es viernes a la noche y tengo reunión de amigos. El plan: pizzería en Villa Urquiza, luego, cervecería artesanal. Me divertí recordando viejas anécdotas, bocetando nuevos proyectos. La pasé muy bien, pero, de pronto, me asaltó una certeza: si salgo a comer con amigos todos los fines de semana, seguro no te encontraré.

Es por eso que escribo esto, porque si te queda cerca y tenés ganas, buscame por las mesas que están en la vereda de cualquier bar, yo estaré ahí, borracho, esperándote.

jueves, 19 de enero de 2012

Ratones constantes

En la serie “Lost” había un personaje que viajaba a través del tiempo, cada salto ponía en riesgo su vida. Alguien le da una solución: debía encontrar su constante, una persona que estuviera tanto en su presente como en su futuro, era la única manera de detener los viajes y así salvar su vida.

Me di cuenta de que yo también tengo mi constante: es el grupo de rock “Los súper ratones”. Las primeras apariciones fueron cuando era chico, un día los vi caminando a los cuatro por Recoleta, iban de negro, cruzaron la calle en silencio. Intercaladamente vi al guitarrista esperando el tren, al bajista discutiendo en el auto con su mujer, al batero entrando a un estacionamiento.

No pasa todo el tiempo, pero cada dos años me cruzo con alguno de ellos. De todos modos sé que no me salvarán la vida, sigo pensando que mi constante sos vos, cuando un día llegues para quedarte toda la vida.